Acerca del cielo

Agradecemos a la investigadora Sofia Smallstorm que haya tenido la amabilidad de autorizarnos a traducir en este blog los artículos que ha publicado en el sitio

http://www.aboutthesky.com/

La primera entrega corresponde al artículo original en inglés que puede leerse en este enlace:

http://www.aboutthesky.com/basic-facts

INFORMACIÓN BÁSICA

Un contrail es un contrail…

Las estelas de condensación o contrails se forman particularmente detrás de los reactores que vuelan a gran altura en un ambiente de baja humedad. Un medio fríoseco (justo como el que se encuentra en la alta atmósfera) es un requisito previo a la formación de estelas de condensación.

El nivel de humedad de la alta atmósfera es bajo, razón por la cual las nubes se forman en la troposfera (la porción más baja de nuestra atmósfera).

Las estelas de condensación de los aviones de reacción, que tienen lugar a gran altitud (por ejemplo, a cuarenta mil pies) desaparecen rápidamente, lo mismo que nuestro aliento en un frío día de invierno. Estas estelas están compuestas simplemente de vapor de agua. ¿Y por qué desaparecen? Porque se evaporan en la sequedad, con la ayuda de la radiación solar.

Pues bien, chicos y chicas, las nubes necesitan dos elementos para poder formarse: partículas y humedad. Requieren núcleos de condensación (partículas pequeñas) a los que el vapor de agua se pueda adherir. El tamaño de estos núcleos es de unas siete micras (como un glóbulo rojo).

Las nubes también necesitan una humedad del 70 % antes de acumularse en varios niveles de nuestra troposfera.

Las nubes flotan durante bastante tiempo, y se distinguen estas variedades básicas:
cirros (a gran altitud y de aspecto plumoso);
cúmulos (nubes hinchadas y gruesas, con una dimensión vertical notable);
estratos (a baja altura, esas capas grises que dan lugar a un día nublado).

En resumen: las nubes y las estelas de condensación requieren condiciones contrarias para formarse. No lo olvidemos.

La noticia del día: actualmente no llegamos a ver muchas nubes naturales. Luego… ¿Qué es lo que vemos allá arriba en el cielo?

Hoy en día, por todo el planeta, lo que estamos viendo son “nubes” formadas por “estelas de condensación” dejadas por aviones de reacción que vuelan a gran altura.

Por alguna razón, aproximadamente a partir de 1998, las líneas blancas trazadas por los reactores dejaron de desaparecer (es como si nuestro aliento se quedara en el aire durante horas en un día invernal y formase grandes franjas blancas a nuestro alrededor mientras caminamos).

Por alguna razón, a partir de 1998, han sido tantos los reactores que sueltan estelas blancas que permanecen todo el día en el cielo, llegando a cubrirlo por completo, que la NASA ha decidido que ahora estamos frente a un fenómeno denominado “estelas de condensación persistentes generadas por reactores”. Pero la NASA no puede explicar por qué son persistentes.

Recordemos las reglas:

Las nubes necesitan un 70 % de humedad para formarse.

Las estelas de condensación necesitan una humedad baja para formarse.

Por extraño que parezca…

Por alguna razón, las “estelas de condensación” se forman ahora en zonas de humedad alta: por toda Nueva Jersey, en el húmedo Medio oeste, en la tropical Florida, en el bochornoso Sur… montones de estelas aparecen a diario. En realidad, son tan numerosas que dibujan unas cuadrículas en el cielo que dejan perplejas a las personas que las ven desde el suelo. Es como si se tratara de una exhibición aérea.

¿Y qué ocurre después del “show” aéreo? Las personas que no pierden el tiempo comprando o tecleando en el teléfono móvil se han dado cuenta de esto:

Las «estelas de condensación” se extienden hasta ocupar todo el cielo. Lugares como Phoenix, Arizona (que está en medio del desierto) aparecen completamente cubiertos al terminar cada día. Pero hemos aprendido que a las nubes les hace falta humedad para poder formarse, y en el desierto normalmente no hay humedad. Así que, ¿cómo se forman las nubes en el desierto un día sí y otro también?

Como el investigador de primera Clifford Carnicom advierte, “si las »estelas de condensación» se transforman aparentemente en »nubes», podemos concluir que la materia de que están compuestas no es vapor de agua”. Es decir, que si lo que parece una estela de condensación se convierte en una nube, entonces es que no está compuesta de vapor de agua.

Repasemos: ahora nos encontramos con “estelas de condensación” que se forman en ambientes muy húmedos y con nubes que se forman en ambientes muy secos… ¿Qué podría significar esto? La Naturaleza no hace lo que se supone que tendría que hacer. Hum… ¡Ah, ya lo sé! Seguramente se trata del calentamiento global. Todo ha cambiado a causa del calentamiento global. De hecho, no hay más que echarle un vistazo al tercer artículo de nuestra página dedicada al calentamiento global. ¡Al calentamiento global se le puede echar la culpa de todo!

Si les gustan las matemáticas y las ciencias, lean este artículo de Carnicom y también este otro. Si quieren una traducción sencilla, es esta: ¡las estelas de condensación persistentes no existen! (Imagínense un “aliento persistente”). Si lo que sale de un avión permanece en el aire y se extiende por el cielo, entonces no está compuesto de agua. Las “nubes” de las tres fotografías de arriba no son nubes. Son mezclas de otras cosas. ¿Por qué los aviones cruzan una y otra vez el cielo sobre zonas pobladas, soltando estas sustancias?

Empiecen ustedes a observar. Saquen fotos. Vigilen la evolución de las estelas a lo largo del tiempo. Pregunten a sus amigos si las ven. Enseñen a otras personas a mirar con otros ojos.

Una cuestión de visibilidad

En 1997, el criterio de “buena visibilidad” de la FAA (Federal Aviation Administration o Administración federal de aviación) bajó de 40 millas a 10 millas. 

Primera pregunta: ¿Por qué?

Segunda pregunta: ¿No resulta raro que no podamos ver más de 10 millas? No ha habido ninguna explicación sobre el cambio repentino en el criterio de la FAA. (un trabajo de Clifford Carnicom sobre los criterios de visibilidad puede leerse aquí).

Información sobre la visibilidad: la visibilidad disminuye por la falta de luz (por ejemplo, no podemos ver en la oscuridad) o porque hay algo entre nuestros ojos y el objeto que estamos mirando. El contenido en material particulado (esto es, sustancias presentes en el aire) hace que la visibilidad baje. Si hace unos años podíamos ver una montaña a 20 millas de distancia y ahora ya no la vemos es porque hay algo en el aire que lo impide (“contaminación” es como a la mayoría le gusta denominarlo; algunos usan la palabra “neblina”).

La dura realidad de la visibilidad reducida a causa del material particulado atmosférico es que está relacionada con un aumento de la mortalidad.

En otras palabras, si no podemos ver porque el aire no está despejado, es que estamos respirando lo que hay en el aire. En el nivel físico-mecánico más elemental, el simple hecho de respirar partículas de un determinado tamaño tendrá efectos perjudiciales en la vida humana. Esto está basado en datos (véase el gráfico aquí).

Luego sea lo que sea lo que hay en el aire y que nos impide ver con nitidez (ya se trate de aerosoles sospechosos, de polvo o de lo que sea), está poniendo en riesgo nuestra salud. Un incremento de la cantidad de material particulado atmosférico implica un incremento de la mortalidad. Digámoselo al hombre del tiempo… ¡y preguntémosle qué hay en el aire!

¿Cómo podemos ver la tormenta de partículas?

Necesitamos una lámpara ultravioleta tubular de 18 pulgadas y un poquito de valor. He aquí el testimonio de un observador: “Lo que buscamos son diminutos filamentos que brillan con un color azul. Y resulta asombroso encontrarlos por todas partes: la piel, la alfombra, los espejos (parecen sentirse atraídos por los espejos)… Están presentes en el aire, girando y flotando en las corrientes más pequeñas. Revisemos nuestro cabello: puede albergar centenares. Nuestra ropa brilla como una galaxia de estrellas en miniatura. El polvo de todas las superficies planas de nuestras viviendas puede estar repleto de estas partículas”. (Haga clic aquí para seguir leyendo este testimonio).

Traducido por Conrad R.