Malditos criminales

Cuando nos reunimos con otras personas que comparten las mismas inquietudes e intercambiamos información, solemos aprender bastante. Es lo que ocurrió el sábado 25 de enero de 2014 en Madrid con motivo de la manifestación contra la geoingeniería. Éramos menos de los que se esperaba y hubo compañeros que expresaron su decepción y su cansancio; aun así, durante un rato estuvimos repartiendo octavillas entre los viandantes, que es de lo que se trataba principalmente, de informar a la población y de manifestar pacíficamente nuestra oposición a estas operaciones destructivas. Porque quienes llevan bastante tiempo luchando contra la geoingeniería han llegado a la conclusión de que la única manera de frenarla es ofrecer datos objetivos a nuestros conciudadanos con el fin de que aumente la porción de la población que es consciente de lo que nos están haciendo.

Como de costumbre, la fumigación fue discreta el día de la manifestación. Lamentablemente, al día siguiente nuestro sentimiento de impotencia y de frustración aumentó cuando se llevó a cabo una fumigación bestial sobre Madrid. Al menos, las personas que el sábado hablaron con nosotros o leyeron los folletos informativos habrán podido comprobar que todo esto es verdad a pesar de lo que afirman los equipos de desinformadores que se multiplican en la red. Merece la pena ver este vídeo:

Paso a explicar brevemente lo que he aprendido este fin de semana gracias a otros manifestantes:

a) El blog Aeromotores, aparentemente discreto y paralizado desde hace años, contiene información muy valiosa proporcionada por expertos en la materia; de ahí que los desinformadores se estén aplicando en desacreditarla.

b) Varios compañeros confirman que el electronite de Torres Toledo es verdaderamente eficaz para anular la capacidad que tienen las antenas de hacer que los frentes lluviosos se alejen y nuestro país se desertice.

c) Es opinión generalizada que los servicios secretos ya nos tienen a todos fichados. De hecho, varios manifestantes fueron objeto de seguimiento por las calles de Madrid y por los pasillos del metro; seguramente los anacletos se sirvieron de los teléfonos móviles, de las videocámaras e incluso de la banda magnética de los billetes de metro para saber a dónde regresaban los peligrosísimos rebeldes. Y encima pagados con el dinero de nuestros impuestos. Además, me llegan noticias de que actualmente varios compañeros de otras provincias están siendo objeto de acoso grupal, acoso que no queda ahí, puesto que recientemente varios de ellos se han quedado dormidos mientras conducían y no se han matado de milagro. Quienes quieran creer en las casualidades, afectados incluidos, están en su derecho de hacerlo. Pero desde aquí quiero animar a quienes tengan la mosca detrás de la oreja a que investiguen en Internet sobre el uso del teléfono móvil como arma de energía dirigida y a que actúen en consecuencia.

Este enlace conduce a un índice de artículos que versan sobre la geoingeniería, y este otro a una lista de artículos sobre el control mental y el acoso electrónico.

Conrad R.