El síndrome de Morgellon: las muestras halladas en el aire, en la piel y en la sangre coinciden

A continuación traducimos al español un artículo publicado el 10 de diciembre de 2007 por Clifford Carnicom; la versión original en inglés se puede leer aquí:

http://www.carnicominstitute.org/articles/morgobs3.htm

http://carnicominstitute.org/wp/morgellons-airborne-skin-blood-a-match/

EL SÍNDROME DE MORGELLON: LAS MUESTRAS HALLADAS EN EL AIRE, EN LA PIEL Y EN LA SANGRE COINCIDEN

Parece ser que a lo largo de la última década se ha establecido un vínculo entre tres temas de investigación, que son los siguientes:

1. La observación minuciosa de extrañas muestras con forma de filamento transportadas por el aire que la U.S. Environmental Protection Agency (EPA) o Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos se ha negado a identificar durante un período de muchos años.

2. La morfología o estructura de los extraños filamentos que caracterizan a la enfermedad de Morgellon.

3. El descubrimiento reciente de anomalías en una serie de estudios realizados sobre muestras de sangre humana, una de las cuales pertenece a un individuo que manifiesta síntomas avanzados de la enfermedad de Morgellon.

Este trabajo de investigación continúa en su fase inicial. Sus resultados se presentarán sin demora debido a las repercusiones que podrían tener si estos descubrimientos resultan ser ciertos.

La conclusión es que son básicamente idénticas en su forma, en su tamaño y en su estructura (a) las muestras con forma de filamento transportadas por el aire sobre las que se ha informado exhaustivamente durante años en relación con las operaciones de dispersión de aerosoles; (b) la morfología de al menos una fibra característica de la enfermedad de Morgellon; y (c) una serie de anomalías sanguíneas sobre las que se han aportado pruebas recientemente. A causa de esto ahora tenemos ante nosotros una serie de consideraciones de gran envergadura.

El presente trabajo seguirá este orden progresivamente:

1. La presentación de unas imágenes de gran aumento de una fibra representativa de la enfermedad de Morgellon.

2. El análisis de unas imágenes de gran aumento en las que aparecen anomalías sanguíneas.

3. Imágenes de gran aumento de la muestra original transportada por el aire y con forma de filamento que se envió hace varios años a la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos acompañada de una solicitud de identificación y análisis en nombre del interés general y de la salud pública. La EPA se negó a identificar la muestra.

Lo cierto es que la información publicada en esta página puede tener repercusiones enormes. El lector sacará mayor provecho si puede dedicar una parte de su tiempo a investigar el historial de estos asuntos, sobre los que se viene informando en esta página web y en otras desde hace años.

CATEGORÍA NÚMERO UNO: MUESTRAS DE FIBRAS DE MORGELLON HALLADAS EN LA PIEL

La base necesaria para interpretar correctamente las fotografías siguientes puede adquirirse leyendo de nuevo al menos dos trabajos adicionales publicados en este portal, titulados Morgellon : primeras observaciones y (este más reciente) Morfología confirmada. Los puntos más destacables de dichos artículos son los siguientes:

Al menos una forma de fibra característica de la enfermedad de Morgellon contiene en su interior una extensa red fibrosa submicrométrica bastante extraña. Lo que parece ser una fibra sencilla en realidad está compuesta internamente por una compleja red de fibras difícil de visualizar si no se dispone de un instrumental de microscopía sofisticado. Un cabello humano tiene un grosor de entre 60 y 100 micras [una micra o micrómetro es la milésima parte de un milímetro]; estas fotografías muestran una red que existe en el nivel submicrométrico [inferior a la micra]. La resolución del instrumental que he perfeccionado y modificado es del orden de 0,5 micras o 500 nanómetros [un nanómetro es la milésima parte de una micra]; los microscopios ópticos convencionales normalmente llegan a las dos micras como máximo. Las fotografías con este nivel de aumento (entre 2500 y 5000+) son difíciles de conseguir. Estas fotografías, aunque limitadas por el instrumental de que disponemos, son sin embargo bastante reveladoras.

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Imagen aumentada de la fibra de Morgellon, tomada a 5600 aumentos aproximadamente.
La estructura filamentosa interna es visible dentro de la fibra.
La anchura de la estructura fibrosa interna se encuentra en el nivel micrométrico o submicrométrico.

En segundo lugar, la aparición de una estructura por lo general esférica y de un tamaño entre micrométrico y submicrométrico también constituyó un descubrimiento durante la primera sesión de observación al microscopio realizada en agosto de 2006 en relación con la enfermedad de Morgellon. Esto se ve claramente en la siguiente fotografía microscópica, y dichas estructuras se hallan dentro de los límites del filamento que las contiene.

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Fotografía de una fibra de Morgellon, tomada a 5600 aumentos aproximadamente.
En ella se ven las estructuras internas de forma por lo general circular.
Esto es fuertemente indicativo del carácter biológico de la muestra.
Dichas estructuras miden alrededor de una micra (el límite entre el tamaño de los virus y el de las bacterias).
La complejidad de la estructura interna de la muestra original de la fibra de Morgellon resulta evidente.

El fin de la investigación llevada a cabo en agosto de 2006 era meramente un examen visual motivado por la escasez de información a lo largo de varios años. Esta deficiencia se extendió hasta abarcar a todos los servicios públicos y administraciones sanitarias gubernamentales, así como a las organizaciones sin fines lucrativos que dicen estar al servicio de la salud pública. Los intentos de endosar un diagnóstico de ideas delirantes con el tiempo capitularon ante las pruebas crecientes y la aparición y distribución generalizadas de la enfermedad de Morgellon. La información detallada sobre las valoraciones realizadas en agosto de 2006 se encuentra disponible en el artículo Morgellon: primeras observaciones, mencionado anteriormente.

CATEGORÍA NÚMERO DOS: MUESTRAS DE SANGRE

Esta segunda categoría es el desarrollo del trabajo presentado recientemente en el artículo Análisis de sangre: láser, sangre y ¿hongos? En esta reciente ampliación, las anomalías de las que se aportaron pruebas en aquel informe aparecen fotografiadas con mayor aumento, y la diferencia es considerable. Esta serie consta de cuatro micrografías [o fotografías microscópicas]. Las dos primeras son micrografías de la sangre del individuo que presenta manifestaciones avanzadas de la enfermedad de Morgellon. Aquí nos centraremos en las estructuras que fueron identificadas en el artículo anterior como “lo que parece ser una estructura fibrosa con forma de anillo…”; el mayor aumento de las imágenes confirma con mayor fuerza la primera suposición. También hubo una referencia a una forma de hongo (u hongo modificado) que requiere una investigación adicional; esta propuesta continúa vigente. El importante descubrimiento realizado en este análisis es doble:

1. Parece existir una coincidencia en la forma y una semejanza extraordinarias entre la estructura interna de la fibra de Morgellon procedente de la piel y la de la forma anómala hallada en la sangre del mismo individuo.

2. Además, la estructura esférica o circular micrométrica o submicrométrica de nuevo se repite en el interior de la estructura invasiva. Tanto la red fibrosa como las estructuras internas más pequeñas aparecen destacadas por medio de las flechas que aparecen en las fotografías.

La conclusión a la que hemos llegado en esta fase es que parece existir una semejanza extraordinaria, probablemente también de origen, entre las manifestaciones de la red fibrosa presentes en la sangre y las que aparecen en la piel del individuo afectado de Morgellon. Me parece razonable que a partir de ahora la sangre de los pacientes de Morgellon se convierta obviamente en uno de los focos de atención de las investigaciones que se realicen más adelante sobre la enfermedad.

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Forma anómala hallada en la sangre de un individuo aquejado de la enfermedad de Morgellon.
Fotografía tomada a 2500 aumentos aproximadamente.
La red submicrométrica de estructura fibrosa se ve con claridad, al igual que las estructuras circulares o esféricas del interior.
Su forma y estructura básicas presentan una semejanza notable con la morfología interna de la fibra hallada en la piel del mismo paciente de Morgellon.
La sangre del enfermo se convierte a partir de este momento en uno de los objetivos de la investigación.
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Segunda anomalía hallada en la sangre del individuo afectado por la enfermedad de Morgellon.
Repetición de la forma y de la estructura fibrosa interna, que resultan idénticas.
Fotografía tomada a unos 2500 aumentos aproximadamente.

Resulta aún más inquietante el impacto que estas anomalías tienen en la sangre, como se muestra en el segundo grupo de micrografías. Por añadidura, se trata de imágenes de la sangre de una persona que aparentemente no manifiesta ni lesiones, ni fibras, ni problemas cutáneos relacionados con la enfermedad de Morgellon. Habría que recordar que las mismas formas anómalas están presentes en la inmensa mayoría de las muestras de sangre examinadas. El hecho de que la enfermedad de Morgellon se manifieste o no puede ser una cuestión de grado, y el conjunto de la población no está exento de este debate. Se ha señalado que la enfermedad de Morgellon podría tener una base y una distribución mucho más extensas de lo que nos gustaría reconocer o saber.

También resultan preocupantes los efectos que se están produciendo en la sangre. Se ha fotografiado una sección del borde de la forma anómala; se observa tanto una integridad celular normal como otra anormal. Lo que se ve es que la propia sangre parece estar sufriendo una transformación; la estructura celular parece estar cambiando hacia una forma más fibrosa. Además, podemos ver la aparición de estructuras esféricas en medio de las células sanguíneas afectadas; dichas estructuras también parecen ser idénticas a las que había tanto en la muestra de una fibra presente en la piel como en la forma invasiva anómala presente en la sangre.

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Zona afectada en la sangre de un individuo “que no padece la enfermedad de Morgellon”. Estos cambios también se dan en el individuo que sí padece la enfermedad de Morgellon. Fotografía tomada a unos 5000 aumentos aproximadamente. Se puede observar cómo se está produciendo una extraña transformación de la estructura celular de la sangre que culmina en lo que parece ser una forma fibrosa de aspecto similar al de las primeras anomalías sanguíneas que hemos dado a conocer. Las flechas señalan la transformación del interior de la célula en una estructura más fibrosa.
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Este es el centro de la zona afectada en la sangre de un individuo “que no padece la enfermedad de Morgellon”. Fotografía tomada a unos 5000 aumentos aproximadamente. Las flechas señalan las estructuras submicrométricas esféricas o circulares fácilmente visibles; estas miden aproximadamente una micra. En esta fase también hay que tener en cuenta la posibilidad de que se trate de formas bacterianas (cocos, estreptobacilos).

CATEGORÍA NÚMERO TRES: FIBRA TRANSPORTADA POR EL AIRE

El último tema de este trabajo muestra una serie de hallazgos que preferiría no tener que dar a conocer. Lo que publico a continuación son micrografías, tomadas a un aumento mucho mayor del que era posible en un principio, de la muestra fibrosa aerotransportada que fue remitida a la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) para que la identificara. La EPA se negó a identificar dicha muestra. La correspondencia y la historia de aquella interacción con la EPA están publicadas en este portal. Los resultados de este estudio nos plantean un conflicto bastante serio a todos nosotros. Ahora queda claro, gracias a unas imágenes más perfectas que las que obtuvimos hace varios años, que las fibras transportadas por el aire tienen una estructura y una composición fundamentalmente idénticas a las que se han mencionado más arriba. Evidentemente, esto implica que nos preguntemos qué papel desempeñan y qué relación tienen los filamentos aerotransportados con la enfermedad de Morgellon y con las anomalías sanguíneas que actualmente estamos investigando.

Lamentablemente, podemos ver una red subfibrosa que tiene las mismas dimensiones que la que se observa en el interior de la muestra de Morgellon y en las muestras de sangre. También vemos las estructuras circulares o esféricas recurrentes. Queda establecido así un punto en común entre los tres temas de investigación.

Ahora nos vemos obligados a examinar las relaciones existentes entre los siguientes asuntos:

1. La contaminación ambiental de la atmósfera con unas redes fibrosas submicrométricas muy poco comunes que la Agencia de Protección Ambiental se niega a identificar.

2. La coincidencia existente, tanto en el aspecto como en la estructura y en el tamaño, entre la estructura fibrosa aerotransportada y las formas que se manifiestan con la enfermedad de Morgellon.

3. La subsiguiente semejanza con las formas anómalas halladas en numerosas muestras de sangre, una de las cuales procede de un individuo que presenta síntomas avanzados de la enfermedad de Morgellon.

4. Cómo afecta todo lo anterior a la salud y al bienestar del conjunto de la población.

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Vista muy aumentada de la muestra filamentosa aerotransportada que fue remitida a la EPA. La red fibrosa submicrométrica presente en su interior es similar a la que se ha mostrado en los distintos apartados dedicados a la enfermedad de Morgellon y al análisis de sangre. El tamaño reducido de los filamentos internos hace que sea difícil fotografiarlos. La EPA se niega a identificar esta muestra.
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Esta es la muestra fibrosa aerotransportada que fue remitida a la EPA. Se observa la complejidad de la red fibrosa en el interior de la fibra que la contiene a modo de cápsula. Lo que parece ser una sola fibra aerotransportada es en realidad una red infinita de fibras submicrométricas. Obsérvese la aparición de las estructuras separadas de forma circular o esférica (señaladas por las flechas) y su semejanza con las de las muestras de sangre y de la enfermedad de Morgellon anteriormente presentadas. Fotografía tomada a unos 5000 aumentos aproximadamente.
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La muestra fibrosa aerotransportada que fue enviada a la EPA. Nuevas pruebas de la existencia de una estructura fibrosa submicrométrica y de estructuras esféricas o circulares en su interior (señaladas por las flechas). Aquí las formas bacterianas (o formas bacterianas modificadas) son un factor que hay que tener en cuenta. Fotografía tomada a unos 5000 aumentos aproximadamente.
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Muestra fibrosa aerotransportada remitida a la EPA. Presentación análoga de la estructura fibrosa submicrométrica y de las estructuras circulares o esféricas de su interior (señaladas por las flechas). Hay que tener en cuenta la posibilidad de que se trate de formas bacterianas. Fotografía tomada a unos 5000 aumentos aproximadamente.
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Enfoque de las estructuras esféricas situadas en el exterior de la fibra que sirve de revestimiento, a gran aumento mediante una combinación de imágenes tomadas a diferentes distancias. Puede resultar de interés para los lectores el repaso de los artículos dedicados a los componentes biológicos descubiertos en el interior de la red fibrosa y también junto a ella. Hay que tener en cuenta la posibilidad de que se trate de formas bacterianas (cocos). La muestra aerotransportada contiene estas estructuras tanto en el interior como en el exterior de las fibras encapsuladoras. Esta fotografía muestra un grupo pegado a la pared exterior de una fibra encapsuladora (de un grosor de 20 micras aproximadamente). Fotografías originales tomadas a 5000 aumentos aproximadamente.

En resumen, este artículo demuestra que existe una relación probable entre las primeras fibras contaminantes transportadas por el aire que fueron remitidas a la EPA (y que posteriormente dicho organismo se negó a identificar), la manifestación de los síntomas que caracterizan a la enfermedad de Morgellon y el hallazgo de ciertas formas anómalas en distintas muestras de sangre. De nuevo finalizo este trabajo con un llamamiento a aquellos que disponen de recursos suficientes para abordar las cuestiones que han sido planteadas en el curso de la investigación realizada durante la última década. Los organismos públicos, gubernamentales y políticos y los dedicados a la protección del medio ambiente y de la salud han fallado de una manera prolongada a la hora de prestar servicio a los ciudadanos y tanto el conjunto de la población como el bienestar del planeta están soportando el coste de esa negativa. Por favor, que cada uno de ustedes asuma su responsabilidad.

Atentamente,

Clifford E. Carnicom
10 de diciembre de 2007

Nota adicional:

Se ha planteado la cuestión de si en este estudio se han descrito o no procesos biológicos convencionales; en tal caso, sería útil tener en cuenta la división de las células en eucariotas, procariotas y arqueas. Está claro que aquí existen procesos biológicos de algún tipo. Los estudios realizados hasta la fecha (como los de H. Staninger), incluido el nuestro, de momento no han identificado ninguna célula eucariota; esto pone en duda la posibilidad de que la forma filamentosa sea un hongo. No obstante, lo razonable sería no descartar ninguna posibilidad e investigarlas todas a fondo. Habría que empezar teniendo en cuenta tanto las formas bacterianas (cocos y estreptobacilos) como los hongos (por ejemplo, las hifas). Si nos limitamos a las células procariotas, sería interesante estudiar si existen o no tipos de bacterias filamentosas (no en cadena). Hasta donde he podido llegar en este asunto, he sabido que este tipo de bacterias existió en el pasado. Una bacteria filamentosa fosilizada que vivió en Australia en el período precámbrico, hace unos 3500 millones de años, presenta coincidencias razonables. En el libro Microbiology, an Introduction (Introducción a la microbiología), de Gerard J. Totora, 7ª edición, 2001, página 281, hay más información al respecto.

Artículo traducido por Conrad R.

Nota: Las aclaraciones del traductor aparecen entre corchetes. Este enlace conduce a una lista de artículos que versan sobre los programas de dispersión de aerosoles y su relación con la geoingeniería y la bioingeniería.